Entrevista de Victor Andre Garcia Belaunde

 

UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

                                                    

 

TÍTULO

Entrevista de Victor Andre Garcia Belaunde

 

CURSO

Criminología

 

CICLO Y SECCIÓN

IV “B”

 

DOCENTE

DR. Carlos Alberto Pajuelo Beltran

 

INTEGRANTES

Marcelo Fidel Escobedo Bernaola

Janyrè Lucía Juarez Carpio

Fabiola Antonella Cabrera Gambetta

Vanesa Fernanda Castillo Cabrera

Farid Rodolfo Rodríguez Congachi Marcelo Jhon Jilaja Chucuya

 

Tacna, Perú

2024

Entrevista de Victor Andre Garcia Belaunde

Ley de Terrorismo Urbano  

La presidenta Dina Boluarte presentó al Congreso de la República del Perú un proyecto de ley con el objetivo de reformar el Código Penal, buscando abordar la problemática criminológica relacionada con la inseguridad que presenta la ciudadanía en cuanto a la seguridad ciudadana. La propuesta incluye el aumento de las penas para delitos graves como el sicariato y la extorsión, y además plantea la creación de un nuevo delito denominado "terrorismo urbano". A continuación, se describen los puntos principales del documento.

a.                  Reforma del Código Penal. Se plantea modificar los artículos 108-C y 108-D, que tratan sobre el sicariato, así como el artículo 200 relacionado con la extorsión.

b.                  Introducción del Delito de Terrorismo Urbano. Se incorpora un nuevo artículo, el 315-C, que define el terrorismo urbano como actos que generan temor en la población a través de delitos como el sicariato y la extorsión, entre otros.

c.                  Aumento de las Penas. Los delitos mencionados en la propuesta conllevan un endurecimiento de las penas, pudiendo llegar a la cadena perpetua en casos agravados.

d.                  Contexto y Causas de los Delitos. La propuesta responde al incremento de la criminalidad en Perú, destacando el aumento de casos de sicariato y extorsión que afectan la seguridad pública.

e.                  Estado de Emergencia y Rol de las Fuerzas Armadas. Se establecen procedimientos específicos bajo el régimen de estado de emergencia, asegurando que las acciones de las fuerzas de seguridad se realicen conforme a las leyes de justicia militar.

¿Qué es Terrorismo Urbano según el Proyecto de Ley presentado por el Ejecutivo?  

En consecuencia, se incorpora el artículo 315-C al Código Penal, aprobado por el Decreto Legislativo N° 635, que define como "Terrorismo Urbano" a quien lleve a cabo actos que causen terror o intranquilidad en la población o en una parte de ella, mediante la comisión de los delitos contemplados en los artículos 108-C, 108-D, 152 y 200 del Código Penal. Este delito será sancionado con una pena privativa de libertad no menor de treinta (30) años.

Inclusive dentro de la ley 315-C se plantea también las circunstancias en que se efectuará la cadena perpetua:

1.                  Pertenece a las Fuerzas Armadas o a la Policía Nacional del Perú. 

2.                  Utiliza armamento, material de guerra y/o artefactos explosivos o cualquier otro medio similar. 

3.                  Usa o emplea armas, municiones o explosivos que pertenezcan a las Fuerzas Armadas o a la Policía Nacional del Perú. 

4.                  Emplea a menores de edad u otros que se encuentren en situación de inimputabilidad. 

No obstante, el término "terrorismo urbano" no refleja con exactitud la naturaleza de los delitos que se enfrentan actualmente, ya que agrupa delitos preexistentes bajo una nueva etiqueta, lo que podría generar confusión. Además, el Ministerio Público ha advertido que esta norma infringe los principios de legalidad y proporcionalidad, y considera que "no es factible, ya que no constituiría la mejor solución para combatir la inseguridad ciudadana". La institución subrayó que este problema requiere "un enfoque multidimensional que involucre a la sociedad, el gobierno, las instituciones y expertos de diferentes áreas para lograr soluciones eficaces y equitativas".

 Modificación de Terrorismo Urbano a Criminalidad Sistemática

Para la introducción de este nuevo concepto, se incorpora el Capítulo III sobre Criminalidad Sistemática en el Título XIV del Libro Segundo del Código Penal, aprobado por el Decreto Legislativo 635, estableciendo los artículos 318-B y 318-C con el siguiente contenido:

Artículo 318-B. Criminalidad Sistemática: 

318-B.1. El que, de forma sistemática y generalizada, provoca, crea o mantiene un estado de zozobra, alarma o temor en la población o en un sector de ella, mediante la comisión de no menos de tres actos-típicos de grave intensidad, sean los mismos o distintos, sin necesidad de que sea uno solo el autor que actúa en todos los casos, con la finalidad de obtener ventaja o beneficio económico, prevalencia o hegemonía en la actividad criminal, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de treinta y cinco años. 

(...) 

Artículo 318-C. Criminalidad Sistemática Agravada 

La pena será de cadena perpetua si concurre cualquiera de los siguientes agravantes: a) Si el agente emplea armamentos, materiales de guerra, artefactos explosivos o cualquier otro medio similar. b) Si el agente posee, usa o emplea armas, municiones o explosivos que pertenezcan a las Fuerzas Armadas o a la Policía Nacional del Perú. (...)

¿Qué es Criminalidad Sistemática?

La iniciativa establece que se considerará criminalidad organizada cuando sea sistemática y generalizada. "Por lo tanto, si se presenta un acto sistemático, pero no generalizado, no se clasifica como criminalidad organizada, y viceversa; esto resulta bastante confuso. Se considera que hay generalización cuando hay al menos tres víctimas, lo que significa que si hay solo dos, no se aplica esta categoría. Además, señala que se tomará en cuenta la actuación con gran crueldad, pero ¿cómo se define exactamente 'gran crueldad?".

¿Qué es el Delito de Criminalidad Sistemática según el último dictamen aprobado por el Congreso?

Este dictamen se sustenta en los proyectos de ley 5525, 5838, 5969, 5972, 6014, 6051, 6206, 6842, 6912, 6972, 7179, 7761, 7774, 8029, 8043, 8051 y 8061. Con esta propuesta se incorpora el artículo 318-B, en el Código Penal, Decreto Legislativo 635, con el siguiente texto: 

“Artículo 318-B. El que, mediante el uso de municiones, armamento de fuego militar o civil, artefactos explosivos u otros de similares características, provoque o realice conductas tipificadas como delitos de secuestro, extorsión, sicariato, homicidio calificado y robo agravado, creando zozobra o terror en la población o una parte de ella; será reprimido con cadena perpetua”.

De acuerdo con el dictamen, se define como delito de criminalidad sistemática aquel acto de extorsión que se lleva a cabo en múltiples ocasiones utilizando artefactos explosivos, con el propósito de generar alarma en la población. En este contexto, la sanción  aplicar es la cadena perpetua. 

El congreso no es el gobierno

La actual situación política en Perú ha sido objeto de debate y análisis, particularmente a través de las palabras de figuras como Víctor Andrés García Belaunde. Su afirmación de que "el Congreso no es el Gobierno" pone de manifiesto una distinción fundamental en la estructura del Estado peruano, una distinción que tiene profundas implicaciones en la criminología y en la manera en que los ciudadanos perciben la autoridad, la criminalidad y la ley. El ex congresista explora la relevancia de esta separación de poderes, el papel de la policía, y el impacto de las normas y leyes en el comportamiento delictivo, todo ello dentro de un contexto de creciente desconfianza hacia las instituciones y la percepción de un ineficaz control social.

La separación de poderes es un principio básico de la democracia que establece funciones específicas para el Congreso y el Gobierno. El Congreso, como órgano legislativo, tiene la responsabilidad de crear y aprobar leyes que regulen la vida social y política del país. Sin embargo, García Belaunde enfatiza que el Congreso debe ayudar al Gobierno, lo que implica que ambas entidades deben trabajar en sinergia para abordar los problemas que enfrenta el país, especialmente aquellos relacionados con la política criminológica y la seguridad ciudadana.

En un contexto donde el Congreso se enfrenta a niveles de aprobación muy bajos (4% o 5%), la capacidad para generar proyectos de ley significativos y eficaces se ve gravemente afectada. La falta de propuestas coherentes y bien estructuradas puede resultar en un marco normativo débil e ineficaz, lo que a su vez alimenta el caos y la desconfianza en el Estado. Esto tiene un impacto directo en la percepción de la autoridad, creando un ciclo de deslegitimación donde los ciudadanos comienzan a ver las leyes como arbitrarias y, por lo tanto, las ignoran. Este fenómeno puede ser interpretado desde la perspectiva del derecho penal del enemigo, donde la ley se percibe más como un mecanismo de represión que de justicia.

García Belaunde también resalta la ausencia de policías en las calles, una situación que es particularmente crítica en el contexto del tráfico y otros delitos menores. La paradoja es evidente: mientras que la policía puede actuar rápidamente para multar a un conductor por exceso de velocidad, su presencia es escasa cuando se trata de abordar problemas más profundos de criminalidad y violencia. Esta falta de respuesta efectiva por parte de las fuerzas del orden contribuye a la percepción de impunidad, lo que puede llevar a un aumento de comportamientos delictivos. Además, esta situación resalta la necesidad de una investigación científica que permita identificar los factores causales de la criminalidad y adoptar medidas más efectivas.

Desde una perspectiva criminológica, esta falta de presencia policial y la ineficacia en la aplicación de la ley generan un ambiente donde el crimen puede prosperar. La ausencia de un sistema de justicia que funcione adecuadamente crea un vacío que puede ser llenado por comportamientos delictivos, ya que los individuos sienten que pueden actuar sin repercusiones. Este fenómeno se ve exacerbado por la frustración de los ciudadanos con un sistema que no responde a sus necesidades, lo cual puede ser interpretado como un reflejo de políticas abolicionistas que han debilitado el control social y la capacidad punitiva del Estado.

El concepto de "normas y leyes irracionales" planteado por García Belaunde se refiere a la desconexión entre la legislación y la realidad cotidiana de los ciudadanos. Cuando las leyes no reflejan las necesidades o las realidades de la sociedad, se produce un distanciamiento entre el Estado y la población. Esta desconexión puede llevar a la desconfianza en las instituciones y a la percepción de que el Estado no protege ni sirve a sus ciudadanos, lo que afecta directamente la seguridad ciudadana. La migración y otros fenómenos sociales complejos pueden agravar esta percepción, al ser vistos como factores causales que el Estado no ha sabido manejar adecuadamente.

En este contexto de irracionalidad, es comprensible que algunos individuos busquen formas de resistencia, que en ocasiones pueden manifestarse a través de la violencia o el desconocimiento de la autoridad. Cuando los ciudadanos sienten que el sistema es injusto o ineficaz, pueden adoptar comportamientos que desafían las normas establecidas. Esto no solo agrava el caos social, sino que también alimenta un ciclo de criminalidad que es difícil de romper. La falta de políticas criminológicas adecuadas y el debilitamiento del derecho penal del enemigo contribuyen a esta situación.

La lucha de los ciudadanos contra las autoridades, en respuesta a la percepción de un Estado fallido, refleja una crisis de legitimidad. Cuando las instituciones no cumplen con su deber, los ciudadanos pueden optar por actuar fuera del marco legal para generar cambios. Esta resistencia, aunque comprensible desde una perspectiva emocional, puede conducir a una mayor violencia y al deterioro de la cohesión social, lo cual es un aspecto que los estudios criminológicos han señalado como un factor clave en el aumento de la criminalidad. Los estudios criminológicos sugieren que la desconfianza en las autoridades y la falta de un sistema judicial justo pueden llevar a un aumento en la delincuencia. La violencia se convierte en un medio para reivindicar derechos o para expresar el descontento con un sistema que se percibe como opresor. Esto crea un círculo vicioso en el que la violencia se convierte en una respuesta habitual a la injusticia, lo que, a su vez, perpetúa el caos.

La perspectiva criminológica sobre la situación política en Perú, a partir de las reflexiones de Víctor Andrés García Belaunde, revela la complejidad de la interacción entre el Estado, el Congreso y la ciudadanía. La falta de colaboración entre el Congreso y el Gobierno, la ineficacia de las fuerzas del orden, y la percepción de normas irracionales alimentan un ciclo de desconfianza y criminalidad. Para avanzar hacia una sociedad más justa y segura, es fundamental que las instituciones recuperen la confianza de los ciudadanos a través de leyes coherentes y una efectiva aplicación de la justicia. Solo así se podrá romper el ciclo de caos y violencia que hoy enfrenta el país, creando un entorno donde la legalidad y el respeto por la autoridad sean la norma y no la excepción.

La ley del crimen

¿Qué es la Ley del Crimen Organizado?

En términos simples, esta ley es un conjunto de normas diseñadas para combatir y castigar a las organizaciones criminales. Estas organizaciones no son solo grupos de personas que cometen delitos, sino estructuras más complejas que se dedican a actividades ilícitas de manera coordinada y a largo plazo.

Esta busca

            Desmantelar organizaciones criminales: La ley busca identificar, investigar y desarticular a estas organizaciones, desde sus líderes hasta sus miembros más bajos.

            Castigar los delitos: Se establecen penas más severas para los delitos cometidos por organizaciones criminales, ya que se considera que son más graves y dañinos para la sociedad.

            Prevenir nuevos delitos: Al desmantelar estas organizaciones y castigar a sus miembros, se busca reducir la incidencia de delitos como el tráfico de drogas, la extorsión, la trata de personas, entre otros.

¿Cómo lo hace?

            Definición de organización criminal: La ley establece claramente qué se considera una organización criminal, lo que facilita su identificación.

            Delitos incluidos: Se enumeran los delitos que, cuando son cometidos por una organización criminal, se castigan con mayor severidad.

            Herramientas de investigación: Se otorgan a las autoridades herramientas especiales para investigar y obtener pruebas contra las organizaciones criminales, como escuchas telefónicas y seguimientos.

            Cooperación internacional: Se promueve la cooperación entre diferentes países para combatir el crimen organizado a nivel global.

¿Qué implica para la sociedad?

            Mayor seguridad: Al combatir el crimen organizado, se espera reducir los niveles de violencia y delincuencia en general.

            Protección de los derechos humanos: La ley busca proteger a las víctimas de los delitos cometidos por organizaciones criminales.

            Fortalecimiento del Estado de derecho: Al aplicar la ley de manera efectiva, se refuerza la confianza de los ciudadanos en las instituciones.

Limitaciones y desafíos:

            Complejidad de las organizaciones criminales: Estas organizaciones son muy adaptables y pueden cambiar rápidamente sus estructuras y modus operandi.

            Corrupción: La infiltración de las organizaciones criminales en instituciones estatales puede dificultar la aplicación de la ley.

            Falta de recursos: Las autoridades a menudo carecen de los recursos necesarios para investigar y combatir el crimen organizado de manera efectiva.

¿Por qué es necesaria esta ley?

            Más que simples delitos: Las organizaciones criminales no solo cometen robos o asaltos, sino que se dedican a actividades más graves y complejas, como el tráfico de drogas, la trata de personas, la extorsión y la corrupción.

            Estructura y poder: Estas organizaciones tienen una estructura bien definida, con líderes, miembros y roles específicos. Esto les permite operar de manera más efectiva y controlar territorios enteros.

            Impacto en la sociedad: El crimen organizado genera inestabilidad, violencia y miedo en las comunidades, además de causar pérdidas económicas significativas.

 

La Ley del Crimen Organizado es una herramienta necesaria para combatir este grave problema, pero su aplicación debe ser cuidadosa y respetuosa de los derechos fundamentales. Es crucial fortalecer las instituciones, combatir la corrupción y evitar que esta ley se utilice para criminalizar la protesta social.Sin embargo, su éxito depende de una aplicación efectiva y de la colaboración de diferentes actores sociales.

La respuesta del Ejecutivo

El ex parlamentario Víctor Andrés García Belaunde presenta una crítica contundente a la respuesta del Ejecutivo frente al paro de transportistas en Perú. Según su análisis, el gobierno ha optado por una estrategia que, en lugar de abordar las causas raíz del problema, busca deslegitimar las protestas y reprimir a los manifestantes.

   Los principales puntos de crítica de García Belaunde son los siguientes:

                   Calificación del paro como "terrorismo urbano": El exparlamentario considera que esta etiqueta es una exageración y una distorsión de la realidad. Al calificar el paro de esta manera, el gobierno busca criminalizar a los manifestantes y justificar una respuesta más dura.

                   Falta de medidas concretas: García Belaunde argumenta que el gobierno no ha presentado propuestas concretas para solucionar los problemas que aquejan a los transportistas, como la inseguridad, la extorsión y las malas condiciones laborales.

                   Represión en lugar de diálogo: En lugar de entablar un diálogo con los representantes de los transportistas, el gobierno ha optado por una estrategia de confrontación y represión.

                   Necesidad de una ley que permita la sindicalización: García Belaunde propone que se apruebe una ley que permita a los transportistas organizarse en sindicatos, lo que les daría mayor poder de negociación y les permitiría defender sus derechos de manera más efectiva.

                   Mejora de las condiciones laborales de los policías: El ex parlamentario sostiene que es necesario aumentar los salarios de los policías y mejorar sus condiciones de trabajo para combatir la corrupción y la impunidad.

 

La respuesta del Ejecutivo al paro de transportistas, según la crítica de García Belaunde, puede ser analizada desde una perspectiva criminológica con mayor profundidad, considerando los siguientes aspectos:

Criminalización de la Protesta Social:

                   Etiquetas y estigmatización: Al calificar el paro como "terrorismo urbano", el gobierno está estigmatizando a los manifestantes y presentándolos como una amenaza a la seguridad nacional. Esta estrategia busca deslegitimar la protesta y justificar una respuesta más dura.

                   Efectos psicológicos: La criminalización puede generar sentimientos de resentimiento y alienación en los manifestantes, lo que puede radicalizar a algunos y aumentar la probabilidad de que se produzcan actos violentos.

Falta de Abordaje Integral de las Causas Subyacentes:

                   Inseguridad y extorsión: El paro de transportistas se originó en respuesta a una ola de inseguridad y extorsión. Al no abordar estas problemáticas de manera integral, el gobierno está dejando de lado las causas raíz del conflicto.

                   Desigualdad social: La desigualdad social y la falta de oportunidades son factores que pueden contribuir a la radicalización y la protesta social. Al no abordar estas cuestiones, el gobierno está perpetuando las condiciones que generan conflictos.

Priorización de la Seguridad Pública sobre los Derechos Humanos:

                   Restricciones a la libertad de expresión y reunión: La criminalización de la protesta y la represión policial pueden limitar el ejercicio de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

                   Desequilibrio entre seguridad y justicia: Al priorizar la seguridad pública, el gobierno puede descuidar la necesidad de garantizar un proceso justo para los detenidos y acusados.

Ciclo de violencia:

                   Escalada del conflicto: La respuesta represiva del gobierno puede generar un ciclo de violencia en el que los manifestantes responden con mayor intensidad, lo que a su vez puede justificar una respuesta aún más dura por parte del Estado.

                   Dificultad para encontrar soluciones a largo plazo: Este ciclo de violencia dificulta la búsqueda de soluciones a largo plazo y puede generar un clima de inseguridad y desconfianza.

Implicaciones para la gobernabilidad:

                   Legitimidad del gobierno: La forma en que el gobierno maneja las protestas sociales puede afectar su legitimidad y su capacidad para gobernar.

                   Polarización social: La criminalización de la protesta y la represión policial pueden contribuir a la polarización social y dificultar el diálogo entre los diferentes actores políticos y sociales.

Desde una perspectiva criminológica, es fundamental analizar no solo las acciones de los manifestantes, sino también las respuestas del Estado. En este caso, la respuesta del gobierno parece estar orientada a mantener el orden a corto plazo mediante un control social, sin abordar las causas profundas del conflicto. Esta estrategia puede tener consecuencias negativas a largo plazo, tanto para la seguridad pública como para la estabilidad política del país.

Para abordar de manera efectiva los problemas de inseguridad y violencia en Perú, es necesario adoptar un enfoque integral que combine:

                   Medidas de seguridad: Fortalecimiento de las fuerzas del orden, mejora de la inteligencia policial y combate a la corrupción.

                   Justicia: Garantizar un acceso a la justicia rápido y efectivo para las víctimas de delitos.

                   Desarrollo social: Inversión en educación, salud y empleo para reducir las desigualdades y mejorar las oportunidades para todos.

                   Diálogo y negociación: Fomento del diálogo entre el gobierno y los diferentes actores sociales para encontrar soluciones consensuadas.

En sí la  respuesta del Ejecutivo al paro de transportistas, según el análisis de García Belaunde, revela una tendencia a criminalizar la protesta y a priorizar la seguridad pública sobre los derechos humanos. Esta estrategia, a largo plazo, puede generar más violencia y conflictos sociales. Es necesario adoptar un enfoque más integral y participativo para abordar las causas profundas de la inseguridad y la desigualdad en Perú.

La Prensa

En la actualidad, el ejercicio de las comunicaciones entre su mandatario y el pueblo es fundamental para la estabilidad y salud democrática. La capacidad que tenga un gobierno para interactuar con su pueblo de manera abierta y constante no solo permite que se establezca una confianza recíproca sino que también facilita la percepción de legitimidad, seguridad ciudadana y transparencia. En la entrevista realizada al político y ex congresista Víctor Andrés García Belaunde, se resalta la constante crítica hacia la falta de comunicación por parte del gobierno de Dina Boluarte, indicando cómo esta falta de socialización genera un impacto negativo entre el Estado y la ciudadanía. Al examinar las críticas de García Belaunde, se puede analizar la importancia de una comunicación abierta y frecuente por parte del gobierno, especialmente en tiempos de incertidumbre política y social.

Según García Belaunde, el gobierno de Boluarte ha mostrado una tendencia hacia la opacidad, caracterizada por una falta de interacción regular con la prensa y, por ende, con la sociedad peruana. En su opinión, la presidenta Boluarte ha fallado en utilizar la prensa como un medio para reflejar la realidad del país, sea esta positiva o negativa. Este enfoque, según él, es contrario al papel de la prensa como un espejo de la situación nacional, que no solo sirve para informar, sino también para ser un canal de retroalimentación entre el pueblo y sus líderes. Para García Belaunde, el gobierno está perdiendo una oportunidad clave para reforzar la confianza pública al no enfrentar abiertamente las críticas ni comunicar sus logros de manera efectiva, lo cual afecta la percepción de la política criminológica del Estado y su manejo de la criminalidad. Además, García Belaunde establece una comparación con otros líderes regionales, como el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien ha instituido conferencias de prensa diarias para mantener un canal abierto de comunicación con la ciudadanía. Este ejemplo resalta la importancia de la constancia y la transparencia en la comunicación gubernamental, especialmente en una democracia donde el diálogo con el pueblo es esencial para la legitimidad. En contraste, la falta de comparecencias frecuentes de Boluarte refuerza la percepción de un gobierno alejado de las preocupaciones diarias de la gente, lo que podría estar exacerbando la desconfianza y el descontento social. En un país donde la estabilidad política ha sido históricamente volátil y con desafíos en el control social y la criminalidad, la comunicación abierta se convierte en una herramienta indispensable para mitigar las tensiones.

El vocero presidencial Fredy Nojosa también es objeto de las críticas de García Belaunde, quien lo describe como casi "silente" y limitado a abordar solo algunos temas. Esto evidencia, según el excongresista, una falta de estrategia comunicativa integral por parte del gobierno. Un vocero no solo debería ser la voz del presidente, sino un puente entre el gobierno y la sociedad, proporcionando información precisa y respondiendo a las preocupaciones de la ciudadanía, especialmente en temas de política criminológica y migración. La comunicación gubernamental no debería reducirse a esporádicos pronunciamientos, sino a un diálogo constante y fluido que contribuya a desmitificar las percepciones de opacidad.

García Belaunde también destaca el papel histórico que han tenido otros presidentes peruanos en mantener un diálogo abierto con el pueblo. Al recordar a líderes como Fernando Belaúnde Terry, señala cómo estos políticos comprendían la importancia de la cercanía con la ciudadanía, lo cual facilitaba una sensación de transparencia y un liderazgo accesible. En contraste, menciona que aquellos con tendencias autoritarias, como Fidel Castro, se comunicaban de manera esporádica y controlada, limitando el acceso a la información. En una democracia, adoptar esta práctica de poca comunicación puede ser interpretado como una forma de evitar la crítica y no rendir cuentas, lo que debilita la legitimidad de la administración. La falta de comunicación constante puede también reflejar una deficiente gestión de la criminalidad y una política criminológica poco clara.

El excongresista enfatiza que un presidente democrático no solo debe gobernar, sino también transmitir entusiasmo, credibilidad, confianza y esperanza. La comunicación no es simplemente un proceso de informar, sino una forma de inspirar y motivar al pueblo. Si un gobierno no logra transmitir estos valores a través de sus actos y palabras, se arriesga a perder el apoyo popular. En el caso de Boluarte, su falta de comunicación frecuente podría estar erosionando la confianza del público en la administración y en su capacidad de liderazgo. En momentos de crisis y aumento de la criminalidad, es crucial que la población sienta que sus líderes están presentes y atentos a sus necesidades, proporcionando no solo respuestas, sino también un sentido de dirección.

García Belaunde aboga por una comunicación más abierta y frecuente, no como un acto simbólico, sino como una necesidad para fortalecer la democracia peruana. En un contexto donde las instituciones políticas enfrentan cuestionamientos y donde la credibilidad de las autoridades se encuentra en constante escrutinio, el gobierno debe esforzarse por reducir la distancia percibida entre el Estado y la ciudadanía. La transparencia no es solo un ideal, sino un requisito en la práctica democrática, garantizando la seguridad ciudadana y el derecho penal del enemigo para enfrentar los factores causales de la criminalidad. Cada comparecencia, cada respuesta a la prensa y cada mensaje dirigido a la población son oportunidades para construir confianza y reforzar el compromiso del gobierno con sus ciudadanos.

En sí, la crítica de García Belaunde sobre la comunicación del gobierno de Boluarte pone de relieve una cuestión central en la gobernabilidad democrática: la necesidad de un diálogo abierto, constante y transparente con el pueblo. La falta de comunicación no solo afecta la percepción pública, sino que también puede debilitar la legitimidad de un gobierno. Para que la democracia florezca, no basta con la celebración de elecciones; es indispensable que los líderes estén en contacto continuo con la ciudadanía, mostrando disposición a responder a sus inquietudes y a rendir cuentas. Boluarte y su administración tienen la oportunidad de aprender de estas críticas y de fortalecer sus canales de comunicación, haciendo de la transparencia y de la investigación científica en temas de criminalidad una piedra angular de su gestión, superando tendencias abolicionistas que puedan debilitar el control social.

Aprobación de la presidenta

Víctor García Belaunde señaló que la presidenta Dina Boluarte tiene un nivel de aprobación menor incluso que el de Nicolás Maduro en Venezuela, con menos del 5%. Comentó que, si bien el Congreso en la mayoría de los países tiene un bajo nivel de aprobación, en Perú esta situación es mucho más pronunciada, lo cual refleja una mayor desconfianza en las instituciones políticas. Sin embargo, la justicia, la policía y la iglesia conservan un alto porcentaje de aceptación, lo que indica una diferencia en la percepción pública hacia estas instituciones en comparación con las del ámbito político. El excongresista sugirió que es preferible crear un partido político nuevo en lugar de unirse a uno ya existente, ya que los partidos actuales están regidos por numerosas normas y regulaciones que complican la gobernanza. Además, el sistema judicial puede tardar entre seis y siete años en reconocer una nueva regla, lo que dificulta la agilidad en la gestión política. García Belaunde argumentó que es más manejable dirigir un partido con un núcleo reducido de 15 a 20 personas en lugar de 2,000 o 3,000, ya que con menos integrantes, las reglas y normas son más fáciles de implementar y dar a conocer.

 

En una declaración contundente, citó a Hitler al afirmar que "Alemania no podía ser dirigida por 30 partidos políticos", haciendo una analogía con la situación en Perú, donde existen actualmente 38 partidos y se proyecta llegar a los 50. Según García Belaunde, esto complica aún más la gobernabilidad del país, especialmente en un contexto de inestabilidad política crónica. La fragmentación política, junto con la falta de cohesión, representa un reto significativo para cualquier esfuerzo en implementar políticas criminológicas efectivas o establecer un control social robusto. Sobre Boluarte, García Belaunde comentó que llegó a la presidencia más por suerte y circunstancias que por un proyecto político sólido. Aunque ella afirmó que asumiría el cargo hasta el 28 de julio de 2026, el excongresista advirtió que la presidenta debe aceptar las consecuencias de su gestión, ya que, a la velocidad con la que baja su porcentaje de aprobación, podría alcanzar menos del 1% al momento de las elecciones. Esto tiene implicaciones graves para la seguridad ciudadana y la percepción de eficacia en el manejo de la criminalidad, ya que la falta de respaldo popular podría limitar la implementación de políticas eficaces en estas áreas.

 

En el contexto de la política criminológica y el derecho penal del enemigo, García Belaunde destacó la importancia de tener una estructura partidaria que pueda responder rápidamente a los problemas sociales y de criminalidad. En un país donde los factores causales del crimen incluyen la migración y la pobreza, un sistema político más cohesionado y con menos barreras internas sería más efectivo para proponer soluciones basadas en investigación científica y estrategias de control social. Sin embargo, la proliferación de partidos y la fragmentación política complican este enfoque, debilitando la capacidad del Estado para implementar políticas consistentes y coherentes. García Belaunde, al enfatizar la necesidad de reorganizar el sistema partidario, sugiere que Perú necesita un modelo político más compacto y ágil para enfrentar sus retos, especialmente aquellos relacionados con la criminalidad y el control social.

 

Entrevista de Victor Andre Garcia Belaunde

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